lunes, 4 de abril de 2016

ORIGEN de la FILOSOFÍA



Lo primero que tenemos que diferenciar es el origen del comienzo. Cuando hablamos de comienzo, según mi criterio y el de otros autores, nos estamos refiriendo al inicio histórico de la filosofía en un espacio y tiempo determinado. Al hablar de origen, en cambio, estamos en presencia de aquello que nos lleva a filosofar a cada uno de nosotros, en cualquier momento y en cualquier lugar. Son esos disparadores filosóficos, aquellos que generar en nosotros interrogantes vitales, preguntas preñadas de verdad.

Asombro


¿Por qué mas bien el ser y no la nada? (Leibniz y retomado por Heidegger). ¡Qué maravilla cómo se origina la vida humana!. ¡Cuántas obras de arte!. ¡Qué increíble la complejidad y el orden del mundo!. Otros autores hablan también de admiración. Dejarnos sorprender por algo puede implicar el preguntar sobre ese hecho o cosa que nos sorprendió.

Duda


¿Existe algo fuera de nuestra mente? ¿Todos entendemos lo mismo cuando decimos “rojo”? ¿Realmente todos escuchamos lo mismo cuando alguien dice “rojo”? Sabiendo que los sentidos nos han engañado varias veces... ¿por qué no pueden engañarnos siempre?. ¿Sería realmente un engaño?. Se distingue entre escepticismo absoluto (Pirrón de Elis) y escepticismo metódico (Descartes). La duda puede paralizarnos o llevarnos a buscar la verdad.

Angustia


Algunos autores también hablan de situaciones límites. ¿Por qué existe el mal? ¿Por qué sufrimos? ¿Por qué, indefectiblemente, todos tenemos que morir?. Esto se va a plasmar, de una manera más marcada, en la filosofía existencialista. (Sartre, Jaspers y Marcel). Frente a situaciones angustiantes uno puede interrogarse sobre temas profundos e íntimos.

Algunos autores hablan de un cuarto origen: el tedio

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